Las señales en el camino

Espontáneamente, escuchando qué necesitaba para mi final de año, me he sentado hoy a escribir absolutamente todo por lo que agradezco este año. ¡Llevo cuatro páginas y aún no termino! Es tan importante esta lista de agradecimientos porque nos ayuda a conectar incluso con aquellos milagros que nos han sucedido, nos invita a ir para adentro ante tanto ruido externo de la navidad. He escrito en uno: “Gracias, Dios, por cada señal que me ha indicado el camino, una y otra vez”.

Esto me llevó a sentarme a escribir este blog y a reflexionar sobre lo vivido hoy mientras hacía una ruta de senderismo para ir a "La Cueva de las Palomas"

Esta ruta la eligió mi amigo Tony, y a quien conocí este año gracias a la comunidad perruna de Malilla.

Debíamos seguir siempre las marcas blancas y verdes que señalaban el camino (indican un sendero local). Sin embargo, hubo un momento en que ya no encontrábamos la ruta y terminamos saliendo a la carretera. Escuchamos a un señor salir de su casa y decidimos preguntar:

—Buenas tardes, no encontramos el camino hacia la ruta de la Cueva de las Palomas. ¿Nos puede indicar hacia dónde ir?

La persona de la localidad nos explicó que, por el desastre natural de la DANA, el camino se había perdido y ya no era posible pasar por cierta área. Tuvimos que caminar por asfalto y hacer un cambio en la ruta, pero decidimos seguir y fluir con lo que el camino nos iba mostrando.

Más adelante encontramos el sendero y seguimos por el campo. Allí vimos cómo había quedado la naturaleza afectada por el arrasador paso del agua, y las marcas verdes y blancas comenzaron a aparecer de nuevo.

Durante el trayecto siempre tuvimos algo importante: voluntad, perseverancia y confianza. ¡Y llegamos! Cuánta gloria hay en estas llegadas a lugares expansivos y llenos de grandeza. Valen la pena estos recorridos, donde, si te pierdes, muchas veces no encuentras el camino, y, a veces, tienes que pedir ayuda porque solo no puedes.

Hoy celebro a todas aquellas personas valientes que no se dieron por vencidas ante las dificultades presentadas este año. Qué bueno por aquellos que tenemos una certeza, aunque no esté explícita en una hoja de Excel para comprobar resultados exactos. Qué bueno por quienes son compañeros de camino, para no dejarnos rendir. Qué bueno por quienes te dirigen y te indican la ruta cuando te encuentras perdido.

La ruta de hoy me recordó mi propio recorrido este año. A veces he tenido señales muy claras que marcaron mi camino; sin embargo, cuando no las vi, me detuve a pedir ayuda, a preguntar qué era aquello que no estaba viendo. Muchas veces he sentido que no sabía si llegaría a ese encuentro con mi propósito de vida, porque han sucedido eventos caóticos, como la misma DANA, que me han tambaleado. Sin embargo, como la naturaleza misma, vuelves a tu cauce, un poco más fuerte y más sabio.

Este año me ha tocado tener mucha, pero mucha, voluntad y perseverancia, así como seguir mi sabia intuición cuando el camino no tenía señales claras. Decidí no rendirme porque sé que allí esta el proposito de vida esperando por mi, ese que me ha llevado a transformarme una y otra vez.

Todo ha valido la pena y cada decisión ha sido asertiva. Estoy cerrando el año dando espacio al agradecimiento. En lugar de pedir más, me he sentado a sentir todo lo que ha sucedido en mi vida este año, a escribirlo para tatuarlo en el papel y leerlo en unos años.

Hoy, en este cierre, he tenido mucho a Michael Singer en mi mente y su maravilloso libro que leí en un momento clave hace dos años, The Power of Surrender. En aquel momento creía entender lo que este hombre escribía. Hoy, dos años después, comprendo con mayor profundidad el significado de soltar and the power of surrender.

Tengo mucha certeza de que el camino me lleva a una conexión aún más profunda con mi cuerpo, mente, alma, fe, amor, naturaleza y propósito de vida.

Gracias, 2024 .